Si estos días alguien decide visitar Viena, podrá disfrutar de lo que la ciudad ha llamado el "sueño de hielo" vienés. En la plaza del Ayuntamiento, han instalado dos pistas de hielo y un par de circuitos para que cualquiera que lo desee patine en un entorno incomparable. Uno puede llevarse sus propios patines o alquilarlos cuando compra la entrada. Cómo no, no podría ser menos en esta ciudad, no faltan las casetas en las que se puede disfrutar de productos típicos austriacos de invierno: ponche, vino caliente, salchichas... Por el hielo se puede ver a seudoprofesionales de este deporte y a principiantes. Estos últimos suelen ser turistas que han decidido embargarse del espiritu invernal. Por estos lares, casi se podría decir que los niños nacen con los patines puestos; de hecho, cuentan con un modelo especial de patines para dar sus primeros pasos sobre el hielo.
Es un buen plan para pasar una tarde de fin de semana y disfrutar de uno de los entornos más privilegiados de la ciudad desde otra perspectiva.
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