Ayer se celebraron las elecciones generales en Austria. Como ya os comenté hace un par de semanas, la principal novedad de estos comicios ha sido que los jóvenes de 16 y 17 años han podido ejercer, por primera vez, su derecho al voto. Lo que más me ha sorprendido de esta campaña electoral- que debo confesar no he seguido demasiado- ha sido que aquí no existe jornada de reflexión o al menos no una jornada completa como en España. El sábado por la mañana la ciudad estaba invadida por chicos y chicas que repartían, junto con los panfletos del partido correspondiente, todo tipo de regalitos: globos, pelotas saltarinas, sobres de café, chocolatinas... Es más, los socialistas han dejado en las puertas de las casas una Manner (producto típico de Viena que consiste en unas galletas de barquillo rellenas de crema de avellana), ¿sería para endulzar el voto?.
En Austria, cada partido político se identifica con un color. Así, al Partido Socialdemócrata (SPÖ) le corresponde el rojo; al Partido Popular (ÖVP), el negro; al Partido Liberal (FPÖ, antiguo partido de Haider y con ideología de ultraderecha), el azul; a los Verdes (Die Grünnen), evidentemente el verde; a la Alianza por el Futuro de Austria (BZÖ, actual partido de Haider, resultado de la escisión que se produjo en 2005 en el partido azul); y al Foro Liberal (LIF, también formaban parte del partido azul hasta que Haider endureció su ideología de derechas), el amarillo. Hay algún partido más, pero estos son los más importantes.
Estos comicios se han adelantado debido a la rotura que se produjo en la coalición de gobierno acordada por los socialistas y los populares después de la celebración de las últimas elecciones generales. Parece ser que ésta ha sido la tercera ocasión en la que los populares han forzado una fractura en el gobierno de coalición. La gran coalición entre los socialdemócratas del SPÖ y los conservadores del Partido Popular Austriaco (ÖVP) ha logrado a duras penas gobernar el país durante 18 meses. La debacle que habían protagonizado hizo prever un buen resultado electoral de lo que llaman el tercer campo político, el de la derecha nacionalista. Y es que si algo me resulta sorprendente en este país son los buenos resultados que cosecha la ultraderecha. El estado de Carintia está gobernado por Haider , quien ya consiguió ponerse al frente del país en la coalición con los conservadores austriacos tras las elecciones de 2000 (http://www.elpais.com/articulo/internacional/Vuelve/cara/ultra/Austria/elpepuint/20080817elpepiint_10/Tes).
Ayer los dos partidos de extrema derecha se llevaron un total del 30% de los votos, los mejores resultados desde la Segunda Guerra Mundial; mientras que los socialdemócratas y los democristianos lograban los peores resultados de su historia, aunque mantienen el primer y segundo puesto. Los socialdemócratas, con su candidato Werner Faymann, alcanzaron el 29,7% de votos, cinco puntos y medio menos que en 2006. Los populares, por su parte, bajaron hasta el 25,6%, casi nueve puntos menos que hace dos años. Estos resultados pueden variar ligeramente con el recuento de los votos por correo el 6 de octubre, aunque parece ser que el voto por correo favorece siempre a los Verdes. No obstante, Haider ya ha anunciado su intención de evitar a toda costa otra coalición rojinegra. BZÖ y FPÖ no tienen apenas diferencias en sus programas, pero una asociación entre ellas parece improbable por el odio que se profesan ambos líderes. La formación de un nuevo Gobierno será complicasa. El líder socialdemócrata recibirá del presidente de la República, Heinz Fischer, el encargo de formar Gobierno, por ser su formación la que ha alcanzado un mayor número de votos. Los socialdemócratas rechazan una coalición con la ultraderecha. Los votos del Partido Verde (9,79%) no son suficientes para alcanzar la mayoría necesaria. Así que la solución pasaría, una vez más, por pactar con los democristianos del Partido Popular, aunque han sido precisamente los problemas de la gran coalición los que han disparado el apoyo a los ultras.
2 comentarios:
y al final...quién ganó??
Los socialdemócratas, pero necesitan llegar a algún acuerdo con otras fuerzas políticas para poder gobernar.
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