Estamos en tiempo de vendimia y, por tanto, comienza la temporada de Sturm en Austria. Muchos de los locales y bares del país tienen ya en su carta esta bebida. Asimismo, uno puede hacerse con una botella en el mercado, si prefiere disfrutarla en casa. Se trata de una bebida elaborada con zumo de uva fermentado, con un contenido de un 1% de alcohol y que tiene gas. Tinto o blanco, joven o maduro, más o menos dulce; cada uno tiene sus preferencias a la hora de beber Sturm. Los viticultores austriacos dicen que el Sturm es una señal inequívoca de la calidad del vino de esa cosecha; puesto que lo elaboran con distintos tipos de uva y estas variedades impregnan su sabor.
En los Sturm de buena calidad, su dulzor se contrarresta con una acidez volátil que no sólo lo hace refrescante, sino que lo convierte también en un acompañante ideal para comidas fuertes, como pueden ser las castañas o el ganso. Un Sturm más suave marida muy bien con una carne blanca asada; mientras que un Sturm más fuerte lo hace con las carnes rojas. Esta bebida debe servirse en una copa de vino blanco, que permita percibir mejor sus aromas. Se trata de una bebida rica en vitaminas, muy saludable para el pelo y la piel.
Los viticultores dejan fermentar el mosto de uva durante un par de días a temperatura fría para elaborar el Sturm. El cierre de las botellas no debe ser muy firme para evitar que el gas haga estallar la botella. Normalmente, en Austria y Alemania, antes de comenzar a beber, se brinda diciendo "Prost"; con el Sturm, la gente dice "Mahlzeit" (que se suele utilizar con la comida) o "Krixikraxi" y brinda con la copa en la mano izquierda. A partir de San MArtín, el 11 de noviembre, se recupera la manera habitual de beber, porque el nuevo vino ya está preparado y embotellado.
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